Esta decisión puede llegar pronto o tarde, pero siempre llega y es un momento en el que el bolsillo manda y decide
La inmensa mayoría de personas, tener un coche es una situación más de necesidad que de tener un capricho. A no ser que tu cartera te lo permita. Eso no difiere con la idea de disfrutar de su coche ni que lo mimen como a un miembro de la familia. Pero el tiempo pasa y los kilómetros recorridos hacen huella, ocasionando averías de todo tipo y desgaste, incluso en el coche mejor tratado.
El final de un automóvil llega cuando el valor venal todavía llega a ser vendible y recuperar algo del dinerito que nos llegamos a gastar en él. Más pronto que tarde, llega la cuestión y decisión que todos tenemos que tomar pero que ningún ser humano de este planeta quiere hacerse: ¿reparar el coche o comprar uno nuevo?
Cuando las visitas al taller cuestan más que el valor venal del coche vale la pena comprar uno nuevo. Tú mismo te darás cuenta de esto porque tu cartera te irá reclamando algo de descanso, empiezas a sumar euros en un goteo continuo de arreglos y está claro que tampoco hay que ser un experto del motor para saberlo.
Reparar tu coche viejo o comprarte uno nuevo
Si el sostenimiento preventivo de tu ‘carro’ de seis años vale dos veces más que el de uno de cuatro… ahí ya tienes una primera prueba . En el caso de los mantenimientos correctivos, mientras el coste en uno de cuatro años ronda los 126 euros, el de uno de seis cuesta unos 243 euros más.
También debes conocer el valor exacto de tu coche para tomar decisiones y seguir adelante o pagar por las reparaciones. Lo mejor es que eches un ojo al mercado para ver por donde andan los precios en vehículos similares. Igualmente puede elegir por una tasación.
Una vez que tienes ese dato, una buena consejo general es la llamada «regla del 50%«. Cuando las reparaciones cuestan 50% de lo que vale su coche, es el momento de reemplazarlo. El tema del coste del nuevo coche también te echará para atrás o no. Esto es como todo en la vida, por un Ferrari no te vayas a ir, pero es clave es saber cuánto costará tu próximo coche.
Las necesidades de un cambio en tu vida, la llegada de un hijo por ejemplo, es también una razón de peso para cambiar de coche y olvidarte del viejo.
Por último, están las ganas que tengas de cambiar. El factor pasional e irracional del hombre puede hacer que tu decisión de cambiar se deba a que ya no estés a gusto con lo que tienes.
En estos casos, si tu situación económica lo permite y ves una buena oferta, cambia de coche. Que todos somos humanos.