El fabricante le pone ficha a la finalización de los motores diesel de su producción esta será el próximo año, cuando se dejen de fabricar
Volvo aspira a convertirse en una empresa climáticamente neutra en 2030, cuando solo venderá vehículos eléctricos. Este es un paso intermedio en esta transformación, uno de los más radicales para un fabricante de automóviles tradicional, con la retirada de su oferta de motores de combustión.
Volvo ha fijado ahora una fecha límite para eliminar los vehículos diésel de su gama. Así presentó en la Climate Week de Nueva York su nuevo vehículo con motor de este tipo, que comenzará a producirse en el nuevo año.
Dado que se puede encontrar en los XC60, V60, XC90, V90 y S90, actualmente son muchos los modelos del fabricante sueco que todavía cuentan con este tipo de motor. Estos vehículos utilizan un motor microhibridado de 2 litros con arquitectura eléctrica de 48 voltios que lleva la etiqueta B4 para las versiones de 197 CV y B5 para las versiones de 235 CV. Hace sólo cuatro años, este tipo de motor representaba la mayoría de las ventas de Volvo.
Volvo aspira a vender solo coches eléctricos en 2030
Desde noviembre de 2022, cuando Volvo vendiera su participación en Aurobay, la firma ya no ha invertido nada de su presupuesto de I+D en el desarrollo de nuevos motores de combustión interna. «Los sistemas de propulsión eléctricos son nuestro futuro y superiores a los motores de combustión: generan menos ruido, menos vibración, menos costos de servicio para nuestros clientes y cero emisiones del tubo de escape», ha dicho Jim Rowan, director ejecutivo de Volvo Cars. «Estamos totalmente enfocados en la creación de una amplia cartera de coches premium totalmente eléctricos que ofrecen todo lo que nuestros clientes esperan de un Volvo, y son una parte clave de nuestra respuesta al cambio climático».
Como respuesta, Volvo se ha centrado en la electrificación, revirtiendo sus ventas y asegurando que la mayoría de los coches que llegan a manos de sus clientes en estos momentos tengan propulsión eléctrica o híbrida enchufable, impulsados por las regulaciones de emisiones y los cambios en la demanda.
En consecuencia, aunque los motores diésel emiten menos CO2 que los de gasolina, su volumen de compuestos químicos, como el óxido de nitrógeno (NOx), es mayor. Esto tiene un impacto positivo en la calidad del aire urbano. Estos gases, subproducto de la combustión a alta temperatura con una mezcla rica en oxígeno, no son saludables porque aumentan el riesgo de bronquitis, asma, alergias, irritación de las mucosas o de los ojos, así como disminución de la función pulmonar.