Max Verstappen es sin lugar a dudas uno de los mejores pilotos de la historia de la Formula 1: ni la fiesta es capaz de frenar al de Red Bull.
Pocos pilotos hay en la historia de la Formula 1 con el carisma de Max Verstappen. El piloto neerlandés sabía que para ganar su tercer campeonato consecutivo debía rendir a un grandísimo nivel. Lo ha hecho, pero después de estar más que pendiente además de su estado físico. En el deporte de élite es impensable plantearse ganar una sola carrera sin tener en cuenta la salud física y mental. Eso sí, en algunas ocasiones puede haber sorpresas.
Christian Horner y Max Verstappen tenían marcado en rojo el Gran Premio de Catar. El piloto ha sido el único en la historia en proclamarse campeón del mundo un sábado. Lo hizo en una carrera al sprint que ganó con cierta facilidad. Gracias a esos puntos pudo alzar su tercer campeonato de pilotos. Red Bull ya lo había hecho en el anterior fin de semana. Ese mismo día, el cuerpo del neerlandés le pedía algo de celebración. Es algo totalmente lógico teniendo en cuenta que había vuelto a hacer historia en la Formula 1. Todos el equipo de la escudería austriaca le siguió el ritmo.
Pocos pilotos tienen la capacidad de salir de fiesta la noche anterior y después plantarse en su coche para conseguir una nueva victoria. Max Verstappen es uno de ellos y, probablemente, el único en la actualidad capaz de hacerlo. El neerlandés tiene el mejor coche de largo, pero su compañero Checo Pérez también y no ha protagonizado ningún episodio de este tipo.
En declaraciones recogidas por varios medios de comunicación, Christian Horner ha desvelado cómo fue esa fiesta tan sonada en Catar. No tiene desperdicio: «Max es muy buen chico y un tipo divertido, pero también es un poco de la vieja escuela. Ganó el campeonato en Qatar y dijo ‘okey, vamos a juntar a todo el equipo’. Nos tomamos unas copas. No eres campeón del Mundo todos los días». Lo curioso es que al día siguiente había carrera: «Pero no es habitual ganar en sábado, ¿verdad? Teníamos carrera el domingo a 42 grados, así que todo el mundo tenía que irse a la cama a una hora razonable».
Horner no lo ha intentado ocultar en ningún momento: «Max se tomó cinco gin tonics y necesitábamos parar. Necesitábamos irnos a la cama, así que el domingo todos estábamos un poco de resaca». El domingo no descansó ni mucho menos, sino que Verstappen volvió a subirse a lo más alto del podio de Formula 1 tras una fiesta muy llamativa.
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